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Cuando hablamos de tostadas con queso para el desayuno, no podemos pensar en un queso curado normal (aunque… bueno, por poder sería posible, pero no es lo habitual). Lo habitual es utilizar un queso fresco o blanco, muy ligero, o bien un queso de untar para combinar con otros ingredientes.
Si aun así queremos probar a hacer unas tostadas con queso en casa (queso curado, del de verdad como dicen algunos), nuestra sugerencia es usar siempre un queso cremoso, que se pudiera incluso untar si fuera necesario, y que ofrezca cierta cualidad de fundente al ponerlo sobre el pan caliente. De aquí, por ejemplo, nacen las tostadas con queso brie o las tostadas con queso de cabra, acompañadas del aderezo o ingrediente que más nos guste.
Sin embargo, el universo de las tostadas con queso para desayunar tiene muchos ángulos, algunos de los cuales parten del queso crema (quizá la opción más conocida), y en este artículo vamos a repasar algunas de las alternativas más habituales para hacer tostadas con queso en casa, con qué ingredientes se pueden acompañar, qué tipo de pan y cómo conviene tostarlo, etcétera.

Tostadas con queso de untar
Las tostadas con queso de untar son una variante ligera y más sencilla que la del queso tradicional, principalmente por dos motivos:
- Se pueden tomar frías (por ejemplo sobre tostas de pan tipo biscotte).
- Sirven como base para utilizar otros ingredientes encima, tanto sólidos como untables (mermelada, por ejemplo).
Nuestro consejos para hacer tostadas con queso de untar es usar siempre un segundo ingrediente sobre el queso, y condimentarlas levemente con alguna especia de tu gusto para que no te quede demasiado insípida. Pimentón, cebollino, orégano, finas hierbas, eneldo…
Tostadas con queso fresco
Las tostadas con queso fresco son una de las variantes más saludables y apreciadas por quienes hacen dietas o buscan equilibrar su alimentación para adelgazar. Si las combinamos con un pan integral, el aporte calórico de una tostada de queso fresco es muy bajo en comparación con otras alternativas. Eso sí, si es posible te recomendamos aderezarla con algo, o añadir un tercer ingrediente, porque esta combinación corre el riesgo de quedarse un tanto insípida.
Otra posibilidad son las tostadas con queso fresco batido; en este caso utilizaríamos este ingrediente de la misma manera que el queso de untar que comentar en el apartado anterior.
Tostadas con queso y mermelada
Las tostadas con queso y mermelada son una combinación muy adecuada para quienes quieran disfrutar de unas tostadas de queso para desayunar, sin renunciar al placer de tomar algo dulce.
La cuestión es que no cualquier tipo de queso queda bien con esta preparación, y es importante saber elegir para que el resultado sea una tostada coherente, con sentido, y no una mera colección de ingredientes mezclados sin criterio.
La opción más sencilla si queremos hacer una tostada de mermelada y queso es utilizar un queso blanco: es decir, queso fresco, queso de untar, o un poco de queso fresco batido. Estos quesos son súper suaves y ayudan a potenciar el sabor dulce de la mermelada que usemos, que preferentemente será de fresa, frambuesa o frutos rojos (muy sabrosa).
En caso de que prefieras un queso curado, habrás de optar por quesos blandos o cremosos, como el Brie o el Camembert. Suelen combinar muy bien con mermeladas de melocotón. Si eres más de usar quesos fuertes en la tostada, te recomendamos usar mermelada de higo, que ayude a rebajarlos un poco y a equilibrar el conjunto.
Eso sí, en todas las versiones que elijas habrá un denominador común: la mermelada se sirve siempre al gusto encima del queso, y a ser posible dejando un poco aparte para quien prefiera servirse un poco más en su tostada.
Tostadas con queso y jamón
De alguna manera, el queso y el jamón siempre han ido de la mano en la gastronomía española, así que no es de extrañar que muchos comensales gusten de combinarlos en una tostada contundente pero poco habitual. Si te animas a hacer tostadas con queso y jamón curado, nosotros recomendamos siempre usar un queso suave, no muy duro, y situar siempre el queso encima del pan, y el jamón por encima del queso.
Si en lugar de jamón curado (serrano o ibérico) optamos por el jamón cocido o jamón de york para acompañar al queso, lo que tendríamos sería algo muy cercano a la popular tostada parisina, de la cual ya hemos dado buena cuenta en nuestra web.
Tostadas con queso y huevo
El queso y el huevo siempre han casado bien, pero el problema al juntarlos en una tostada es conseguir que el huevo no se salga del pan, para poder comérnosla de una manera cómoda.
Para solucionar este detalle y conseguir hacer tostadas con queso y huevo deliciosas y a la vez fáciles de comer, te recomendamos que sigas esta breve lista de consejos:
- Usa queso rallado en lugar de lonchas, y disponlo como si fuera un «nido» encima del pan. De esta forma el huevo se acomodará mejor encima.
- El pan de molde queda mejor con estas tostadas que el pan de barra normal, pero te aconsejamos que uses una rebanada gruesa, y si puedes quítale algo de la miga central para que el huevo quede encajado allí sin salirse.
- Si puedes escoger, usa huevos no demasiado grandes.
- Usa siempre un tostador de tipo horno para que la tostada se caliente por todos sus lados al mismo tiempo.
¿Cómo hacer tostadas con queso fundido?
El queso fundido tiene un encanto especial, no solo por su sabor sino por la textura fundente sobre el pan. Y además, la posibilidad de convertir el queso de sólido a casi líquido nos abre un nuevo abanico de posibilidades a la hora de combinarlo con otros ingredientes.
Sin embargo, no todo el mundo utiliza las herramientas adecuadas para hacer tostadas con queso fundido. El procedimiento más habitual suele ser tostar el pan con la máquina que tengamos en casa, que suele ser de ranura, y luego colocar el queso por encima lo más rápido que podamos para que se funda sobre el pan caliente. El problema de esta técnica es que el pan pierde temperatura muy rápido, y en el mejor de los casos solo conseguiremos que el queso se funda «un poquito».
Lo ideal es hacerlo justo al revés: montar la tostada completa, con el queso y los demás ingredientes que le queramos poner, sobre el pan al natural, y tostarlo todo junto después. Para ello, lógicamente, no podemos usar un tostador vertical (porque se nos caería todo), sino un tostador tipo horno, que tueste en horizontal y además tenga también resistencias en la parte superior para gratinar el queso.
El uso del tostador plano para hacer tostadas con queso fundido es una alternativa intermedia, pero no es igual de eficaz que los de tipo horno porque solo tuesta el pan por abajo. Y con la tostada ya montada, lógicamente, no es buena idea darle la vuelta.
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